Una inmensidad de sangre derramada.

Por el Cuerpo,

la carne,

por el Alma,
el origen.

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Probablemente los veas como animales, bestias salvajes.

Y solo veas la piel, su músculo, la carne.

Y el Alma, el interior. Donde permanecen sus entrañas. El origen de su declive

y su voluntad

pecadora.

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Tienen corazón. Y no sienten ni culpa ni castigo.

Se devoran entre ellos. El Alma, el interior.

Donde permanecen sus riquezas, sus esencias.

Son crueles y hasta caníbales. Y no sienten ni culpa ni castigo. «¿Y quién no tiene un corazón?

Quien no tiene corazón no peca.»

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Una inmensidad de sangre derramada, en ceremonias adorables. En la opacidad general de los seres pensantes.

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En la intemporalidad. En la falsa armonía de las campanas.

Por el Cuerpo,

la carne,

por el Alma,

el origen

de los que han pecado

a su declive y 

a su voluntad.

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Nunca entenderán los seres pensantes y sin corazón y sin debilidad.

«¿Y quién no tiene una debilidad?

Quien no tiene debilidad no vive.»

 

Cristina Portela Forteza for PECADORES.